La oscuridad era el primer
paso que le ofrecía a una nueva jornada sin trascendencia, el chasquido de la
sinfónica soledad era mi compañía, la esperanza solo era un deseo adulterado,
los sueños solo eran lugares imaginarios y brutalmente desanimados. Pero como
la lluvia caprichosa que empapa cuando no se espera, la oscuridad exhibió su
rostro, la soledad engendró melodías de tonalidades inmejorables, la esperanza
se vistió de gala para aceptar la ilusión, los sueños daban su primer paso a la
realidad. Llegaste tú para hacerle un cambalache a mi vida, llegaste tú
incentivando la metamorfosis de mi ser, llegaste tú para enseñarme a ser quien
siempre apetecí ser. Ya los días no son iguales ya estás acá.
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